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Título: Aelij Antonij nebrissen[sis] ex grammatico rhetoris in complutensi gymnasio. atq[ue] proinde historici Regij in quinquaginta sacrae scripturae locos non uulgariter enarratos. Tertia quinquagena.
Authors: Nebrija, Antonio de (1444-1522)
Brocar, Arnao Guillén de
Palabras clave: Gramática
Fecha de publicación: 1516
Editorial: [Alcalá de Henares : Arnao Guillén de Brocar]
Descripción: Localización: S-B-3767(10)
"Esta obra se publicó en Alcalá en 1516; dedicada al Cardenal Cisneros, que tardó diez años en concederle el “Nihil Obstat”, fue el tercer intento de publicar sus “quinquaginta locis non vulgariter ennarrati”, ya que la Prima Quinquagena bien la entregó al Cardenal Cisneros y no se la publicó, bien el inquisidor Deza la retuvo, así como la Secunda, pero esta vez con la prohibición de no escribir. Posiblemente su interés por la lengua de la Biblia no fuera nuevo porque había estado becado en el Colegio de los Españoles de Bolonia para estudiar Teología, aunque también pudo pensarla tras sus conversaciones con el Cardenal Cisneros sobre la lengua de la Políglota. Se trata de la corrección de cincuenta pasajes de las Sagradas Escrituras que retomó después de redactar el Iuris civiles lexicon. En cualquier caso, como mostró José Perona, nombres hebreos, latinos y griegos aparecen en distintas obras de Nebrija: los léxicos bilingües, la Gramática castellana o la Relectio de numeris, de 1512, que contiene muchas citas de la Biblia. De hecho, de los cincuenta lugares que explica en este texto, cuarenta y cinco habían sido analizados en el diccionario de 1492. En opinión de Francisco Rico, el biblismo de Nebrija se inserta en una reforma de la cultura mejor que otra de la religión. Se amparó en los decretos del concilio de Viena sobre la enseñanza del griego y del hebreo y tuvo noticias sobre las tendencias exegéticas. Tomó el impulso de Valla y abordó la filología bíblica negando que fuera ajena a las reglas de Donato y la trató desde su perspectiva de gramático, atendiendo a la emendatio y a laenarratio de la Biblia, dos de las cuatro fases que constituían la explicación gramatical de los auctores. Pero Nebrija condena a una serie autores en la lengua de la interpretación de las Sagradas Escrituras: el Mammotrectus, el Catholicon, la Glossa ordinaria y nombres como Remigio, Nicolás de Lyra o el cardenal Hugo de Saint-Cher entre otros. En ocasiones, critica a San Jerónimo por sus problemas con el griego y defiende las obras de San Agustín, San Rufino o San Gregorio y, en cualquier caso, las obras de los autores clásicos grecolatinos que son el exponente del buen gusto y de la elegancia y, con ellos, los maestros italianos con Valla a la cabeza. A pesar de retirarse de la redacción de laBiblia políglota, nunca dejo de estudiar la lengua de las Sagradas Escrituras: hebreo, griego y latín que conocía bien y de hacer referencias a grafías e interpretaciones que no eran de su gusto. La Tertia Quinqvagena fue un trabajo de crítica textual que se acercaba a los modelos de la Prima centuria de Poliziano. La relación de Nebrija con la lengua de la Biblia se puede remontar a su trato con Pedro de Osuna, uno de sus primeros mentores en Salamanca que había extraído más de seiscientas correcciones al texto de la Vulgata. Tanto en la Gramática como en el Lexicon de 1492, así como en otras obras, son frecuentes las referencias a San Agustín, al Papa Dámaso o a San Jerónimo y las interpretaciones de grafías o palabras hebreas". Comentario escrito por Pilar Díez de Revenga Torres y Miguel Ángel Puche Lorenzo. Universidad de Murcia  
URI: http://hdl.handle.net/11169/951
Tipo de documento: info:eu-repo/semantics/book
Aparece en las colecciones:Siglo XVI

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